Un equipo muy especial.

Desde este espacio se intenta reconocer todas aquellas personas o grupos que han dado pasos importantes para el desarrollo del softbol femenino. El día de hoy es el turno de la selección sub 20 que ganó la medalla de bronce en el Panamericano realizado en el año 2002 en Hermosillo, Mexico. Este equipo estuvo dirigido por Silvina Caño, acompañada por Julio Ballesteros (coach), Eduardo "Chino" Sabaté (coach de pitcheo) y el Prof. Horacio Buich (preparador físico).

Sus jugadoras fueron: Alberto Sonia, Arévalo Samanta, Bukaczewski Verónica, Chimento Romina, De la Vega M. Josefina, Echeveste Melisa, Godoy Agustina, Heis Nadia, Levy Ileana Mallaviabarrena M. Eugenia, Murina Virginia, Olheiser Florencia, Sciammaro Alejandra, Serrano Marina, Tavella Tatiana, Vila Gabriela y Vila Marina. Estas chicas venían jugando juntas desde hacía 3 años en selecciones sub 17 por lo que se conocían muy bien y pronto entendieron de qué se trataba este nuevo desafío.

Durante el proceso de entrenamiento se tuvo que afrontar la dura crisis del 2001, las economías provinciales estaban desbastadas por los bonos, y se hacía casi imposible coordinar las actividades a nivel nacional teniendo en cuenta los gastos que ésto generaba, y que la CAS no podía subsidiar, pero esta situación se revirtió con la ayuda de muchos padres, quienes preparaban la comida y los desayunos, y colaboraban en todo lo necesario en cada uno de los entrenamientos que se realizaban una vez por mes en Buenos Aires, los cuales incluían partidos contra equipos masculinos que gentilmente brindaban su participación, entre ellos Hacoaj, Banco Hipotecario y Castelar.

La incertidumbre financiera era tal que sólo un par de horas antes de la partida se consiguió la plata para viajar, así el avión despegó hacia tierras mexicanas lleno de ilusiones y en busca de la clasificación para el Mundial a desarrollarse en China al año siguiente.

Comenzaron los partidos y se le jugó de igual a igual a todos los equipos, el objetivo estuvo siempre en la cabeza de las jugadoras, quienes con muchísimo talento y sacrificio lograron subirse al podio detrás de Estados Unidos y Canadá. Las chicas jugaron increíblemente bien, se plantaron ante cualquiera, no les pesó la camiseta, tenían hambre de gloria...

Con la medalla colgada orgullosamente de sus pechos quisieron volver y compartir su alegría, pero no encontraron pasajes, y la Navidad las encontró lejos de sus hogares.

A la hora del brindis más de una habrá soltado una lágrima, estar lejos de las familias en las fiestas siempre resulta difícil, pero legítimamente, aquellos llantos deben haber sido de felicidad, pues escribieron en nuestra historia una página inolvidable.