En charla con Juan Pablo Martino, entrenador de la Preselección Nacional sub 18, le consulté las razones por las cuales no asistirán al "Proyección 2012" que se inicia este jueves.
Juan, siempre muy abierto al diálogo, comentaba que a pesar de haber sido invitado al torneo, considera que su participación no se justifica por los siguientes motivos:
Sus jugadoras competirían en desventaja de 2 años de edad con respecto a los equipos masculinos, esa diferencia etaria se traduce en diferencia de fuerza y velocidad, exponiendo la seguridad de las nenas. Al mismo tiempo, la diferencia técnica es "abismal" y no representa un desafío real.
En la misma zona enfrentarían a la Preselección Mayor, entre ambos combinados nacionales existe una muy importante brecha en el nivel de juego, lo que se traduce en 2 cuestiones: por un lado, el enfrentamiento entre estos dos equipos ¿a quién le sirve?, a ninguno de los dos, no hay punto donde se puedan comparar, y no hay resistencia alguna que se puedan ofrecer entre sí. Siguiendo la misma lógica, este torneo, ¿a cuál de estos dos planteles se ajusta?, el nivel de juego, ¿para quién es una verdadera competencia?, ¿a quién le permite una evaluación certera?, seguramente a la Selección Mayor, por la trayectoria y experiencia de sus jugadoras, pero es incongruente el beneficio para ambos planteles, de realidades tan diferentes: o la sub 18 enfrenta una utopía, o la Mayor desciende varios escalafones.
Por último, de nada le sirve ni al entrenador ni a las chicas, reducir la cantidad de jugadoras que forman parte del combinado a esta altura del año, teniendo en cuenta que el torneo en el que participarán recién es en el mes de septiembre, por lo tanto, este es el momento de foguear el grupo y conformar un núcleo fuerte a base de entrenamiento y de posibilidades que no excluyan a nadie al menos en esta instancia. El grupo recién se ha reunido una vez, elegir 16 jugadoras para disputar este torneo no estaría fundamentado en argumentos sólidos.
Compartiendo estos motivos, personalmente le deseo muchos logros a Juan Pablo, siempre tan dispuesto y cordial, y a su equipo, que cerca de fin de año nos hará vibrar como local en un torneo sudamericano.
Hay un antes y un después de José en el softbol argentino, algunos no lo conocieron, pero en cada gesto técnico, en cada acción de quienes hoy se encuentran en un promedio de 35 años de edad, jugando aún en Primera División, o ya retirados, se observa su "chapa". José le enseñó todo a aquella camada, no se guardó nada, algunos agradecidos lo transmitieron y así sus enseñanzas siguen vigentes. José fue un grande y a varios años de su partida aún permanece entre nosotros.
